Como afirma Diestro ( 2013, p. 126-127):
Es difícil contemplar la inclusión de DEE en la etapa infantil, es
decir, en la primera infancia (0–6 años). No se puede esperar que los niños
adquieran una conciencia europeísta en esta etapa de su vida, pero sí que
comiencen a ser sensibles y a ver como algo natural, algunos aspectos de la
vida en sociedad, por ejemplo, la diversidad, la naturalidad de los idiomas, el
juego con iguales, la asertividad, la inteligencia emocional, etc. En un
periodo que se caracteriza por la curiosidad, la exploración y el
descubrimiento del entorno y de las primeras relaciones con los otros. No
se trata, en ningún caso, de bombardear a los niños con recursos o contenidos de
carácter europeo en el plano formal, sino de aprovechar las experiencias vividas
dentro del centro o del aula, y, en particular, del juego y de las actividades realizadas,
con la intención de crear esa sensibilidad europea, como refuerzo
positivo. En muchos casos, la inclusión de los aspectos europeístas en las dinámicas
de aula en Educación Infantil, dependen de la voluntad, la creatividad y
la imaginación del educador. Adaptar un juego o una actividad a la dimensión europea
es tan sencillo como incluirle el prefijo Euro– a algunas actividades y asignar
roles en función de países, identificar a cada niño con uno de ellos haciendo pegatinas
o chapas reutilizables e irlos intercambiando en cada juego. En concreto,
las banderas suelen llamar mucho la atención de los niños y posibilitan muchas
actividades propias en este periodo, por la variedad de colores que presentan
y son recursos que no cuesta mucho elaborar como materiales de apoyo en
esta línea (recortar pegatinas o hacer chapas, colorearlas, dibujarlas, etc.).
Diestro, A. (2013). Reflexiones, fundamentos e ideas para integrar la dimensión europea en la educación infantil y primaria. Revista pedagógica, 26, 113-138.
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